viernes, 27 de noviembre de 2015

Si dices.


"Si dices lo que piensas sobre el Vaticano, sobre la Iglesia Católica, sobre el Papa, sobre la Virgen, sobre Jesucristo, sobre los santos, no te pasa nada. Pero si haces lo mismo con el Islam, con el Corán, con Mahoma o con los hijos de Alá, te conviertes en racista y en xenófobo y blasfemo y culpable por discriminación racial."

"Si eres occidental y dices que tu civilización es una civilización superior, la más evolucionada que haya producido este planeta, vas a la hoguera. Pero si eres un hijo de Alá o un colaboracionista suyo y dices que el Islam siempre ha sido una civilización superior, un faro de luz, y si según las enseñanzas del Corán añades que los cristianos hieden como las cabras y los cerdos y los monos y los camellos, nadie te toca. Nadie te denuncia. Nadie te procesa."

"Hoy está de moda darse golpes de pecho a cuenta de las Cruzadas, echar pestes de Occidente a cuenta de las Cruzadas, considerar las Cruzadas una injusticia cometida contra los pobres musulmanes inocentes. Pero antes que una serie de expediciones encaminadas a reconquistar el Santo Sepulcro, las Cruzadas fueron la respuesta a cuatro siglos de invasiones ocupaciones vejaciones carnicerías. Fueron una contraofensiva para bloquear el expansionismo islámico en Europa."

"No son sólo los Bin Laden, los Saddam Hussein, los Arafat, los jeques Yassin, los terroristas que saltan por los aires junto a los rascacielos o los autobuses. Son también los inmigrantes que se instalan en nuestra casa y que sin respeto alguno por nuestras leyes nos imponen sus ideas. Sus costumbres, su Dios."

"En todas las mezquitas de Europa la oración del viernes va acompañada de la exhortación que incita a las mujeres musulmanas a «parir al menos cinco hijos cada una». Y cinco hijos no son precisamente pocos. En el caso de un inmigrante con dos mujeres, se convierten en diez. (...) Y no me digáis que entre nosotros la poligamia está prohibida, porque mi indignación aumenta y te recuerdo que si eres un bígamo italiano o francés o inglés etcétera vas derecho a la cárcel. Pero si eres un bígamo argelino o marroquí o paquistaní o sudanés o senegalés, etcétera, nadie te toca un pelo."
"Pensar ilusamente que existe un Islam bueno y un Islam malo, es decir darse cuenta de que existe sólo un Islam, que todo Islam es una charca y que a este paso terminamos todos ahogados en esa charca, va contra la Razón. No defender el propio territorio, la propia casa, los propios hijos, la propia dignidad, la propia esencia va contra la Razón."
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"Para apagar el incendio, pues, nos hace falta ante todo y sobre todo contar con Europa. Pero, ¿cómo hacer para contar con una Europa que es ya Eurabia, que recibe al enemigo con el sombrero en la mano, lo mantiene e incluso le ofrece el voto? ¿Cómo hacer para fiarse de una Europa que se ha vendido y se vende al enemigo como una prostituta, que islamiza a sus hijos y los entontece y los confunde desde el momento en que van a la guardería? En definitiva, una Europa que no sabe razonar."
"A pesar de las matanzas con las que los hijos de Alá nos ensangrientan y se ensangrientan desde hace más de treinta años, la guerra que el Islam ha declarado a Occidente no es una guerrilla militar. Es una guerra cultural. Una guerra que, como diría Tocqueville, antes que nuestro cuerpo quiere atacar nuestra alma. Nuestro sistema de vida, nuestra filosofía de la Vida. Nuestra forma de pensar, de actuar, de amar. Nuestra libertad. No te dejes engañar por sus explosivos. Son sólo una estrategia. Los terroristas, los kamikazes, no nos matan sólo por el gusto de matarnos. Nos matan para doblarnos. Para intimidarnos, para cansarnos, para desanimarnos, para chantajearnos. Su objetivo no es llenar los cementerios. No es destruir nuestros rascacielos, nuestra Torre de Pisa, nuestro David de Miguel Ángel. Es destruir nuestra alma, nuestras ideas, nuestros sentimientos, nuestros sueños. Es sojuzgar de nuevo a Occidente. Y el auténtico rostro de Occidente no es América: es Europa."

"La libertad y la democracia, amigos míos, hay que quererlas. Y para quererlas es necesario saber qué son y comprender qué encierran ambos conceptos. El noventa y cinco por cierto de los musulmanes rechazan la libertad y la democracia, no sólo porque no saben lo que es, sino también porque, si se lo explicas, no lo entienden. Son conceptos demasiado opuestos a aquellos sobre los que se basa el totalitarismo.


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