Desgraciadamente, estos son tiempos dramáticos. Europa puede muy bien estar a punto de alcanzar su destrucción. Estamos ahora siendo testigos del mayor flujo migratorio en la historia de la humanidad. Esto está amenazando nuestra herencia, nuestra libertad, nuestra prosperidad y nuestra cultura. Me hubiese gustado venir a este lugar, al que llaman el “Estado del Sol”, con mejores noticias, pero sería poco sensato negar que la situación es realmente sombría.
Puede llevar un tiempo entender la situación en
la que nos encontramos. Tal vez ustedes, como americanos, piensen todavía en
Europa como un lugar de gran cultura y de una gran profundidad a la hora de
analizar las cosas. Tal vez ustedes vean la inmigración como algo inherentemente
bueno para un país, dado que ésta ha contribuido mucho a los Estados Unidos. Y
lo entiendo.
Pero, señoras y señores, la Europa que conocen desde un punto de vista turístico o a partir de las historias de sus padres, amigos o familiares está al borde del colapso. Estamos siendo testigos de profundos cambios que alterarán para siempre el destino de Europa y que pueden sumir al continente en lo que Ronald Reagan una vez denominó “mil años de oscuridad”.
La ocupación de Europa es parte de la lucha global del Islam por la dominación mundial. Permítanme decirles, en primer lugar, que el Islam no es una religión. El Islam es una ideología política totalitaria. En el corazón del Islam está el Corán. El Corán es un libro que llama al odio, a la violencia, al asesinato, al terrorismo, a la guerra y a la sumisión. El Corán pide y manda a los musulmanes matar a los kuffar, a los no musulmanes. El Corán describe a los judíos como monos y cerdos. Y Churchill –y estoy de acuerdo con él comparó, en los años 50, el Corán con el Mein Kampf de Adolf Hitler.
Señoras y señores, la raíz de este problema con el Corán es doble. En primer lugar, las órdenes del Corán no se limitan a un lugar o a un tiempo determinados, sino que son aplicables a todos los tiempos y a todos los musulmanes del mundo entero. En segundo lugar, el Corán es la palabra de Alá, lo cual no deja lugar alguno para la interpretación. Por tanto, señoras y señores, no existe una cosa tal como el “Islam moderado”, no hay musulmanes moderados. Como el Primer Ministro turco, el Sr. Erdogan, dijo: “No hay un Islam moderado, el Islam es el Islam”.
Además del Corán, la vida del profeta Mahoma es
muy importante para ustedes para comprender esta terrible ideología. Mahoma
tiene un papel crucial en la ideología islámica. Mahoma es, de hecho, el modelo
de todo musulmán. Pero, ¿quién era Mahoma? Mahoma era un pedófilo, un
conquistador y un señor de la guerra. Al establecer el Islam predicó la
violencia y la matanza de los no musulmanes. Tomó parte en 78 batallas y
masacró la tribu judía de Banu Qurayza. Y Mahoma dijo en una ocasión: “He sido
ordenado por Alá a luchar contra la gente hasta que declaren que no hay otro
Dios salvo Alá y que Mahoma es su mensajero”.
Y, ciertamente, el comportamiento de Mahoma, señoras
y señores, inspiró al anterior Ayatolá Jomeini de Irán a la hora de decir que
“la mayor dicha del Islam es matar y ser matado por Alá”. Y el comportamiento
de Mahoma y el Corán ha inspirado a los yihadistas hasta el día de hoy por todo
el mundo masacrando a inocentes, como han hecho en Washington, en Nueva York,
en Madrid, en Londres, en Amsterdam y en Mumbai.
Señoras y señores, el Islam siempre ha intentado
conquistar Europa. Y lo ha hecho durante siglos. La ciudad cristiana de
Constantinopla cayó, como sabemos, en el s. XV. Y ahora, en el s. XXI, el Islam
lo está intentando de nuevo. Esta vez no con ejércitos, sino con la aplicación
de Al-Hijra, la doctrina islámica de la migración. Tal y como mi buen amigo Sam
Solomon ha expuesto magistralmente en su libro Al–Hijra, esta doctrina
está basada en el ejemplo de Mahoma, quien emigró desde la
Meca a Medina.
Señoras y señores, el líder libio Muammar
al–Gaddafi dijo (y, por desgracia, tiene razón): “Tenemos hoy 50 millones de
musulmanes en Europa. Hay signos de que Alá otorgará al Islam la victoria en
Europa –sin espadas, sin pistolas, sin conquista. Los 50 millones de musulmanes
de Europa la convertirán en un continente musulmán en las próximas décadas”.
Señoras y señores, desgraciadamente, Gaddafi tiene razón. La doctrina de Al–Hijra tiene, y ha tenido siempre, un gran éxito en Europa. Por vez primera en la historia hay docenas de millones de musulmanes viviendo fuera de Dar al–Islam, del mundo islámico. Y esto nos plantea enormes problemas en Occidente. Señoras y señores, Al–Hijra puede ser el fin de la civilización occidental tal y como la conocemos.
El Islam no está viniendo a nuestras sociedades
para integrarse o para asimilarse, sino para dominarlas, para someterlas por
completo. La situación más dramática se vive hoy en Europa. Permítanme darles
algunos ejemplos. Mi país está en proceso de convertirse en Hollandistan y
Europa, como afirmó correctamente Bat Ye'or, en Eurabia. Sólo el 12% de los
musulmanes alemanes se ven a sí mismos más alemanes que musulmanes. Y las
iglesias en toda Europa se vacían, mientras que las mezquitas crecen como
setas. Fenómenos medievales como el burka, los asesinatos de honor y la
mutilación genital femenina son cada vez más y más comunes. Dichos Sharia,
testamentos Sharia, hipotecas Sharia, escuelas Sharia, bancos Sharia, e,
incluso en el Reino Unido, cortes Sharia y muñecas barbie Sharia todo esto lo tenemos ya en Europa. Y no he
mencionado el hecho de que, en la capital de Dinamarca, Copenhagen, más del 70%
de los crímenes son cometidos por musulmanes. Señoras y señores, hemos
permitido entrar al caballo de Troya.
El mundo libre se enfrenta ahora a una “Yihad
silenciosa”, al intento islámico de introducir la ley de la
Sharia poco a poco. Permítanme darles unos cuantos ejemplos de
lo que está pasando no sólo en Europa, sino también en su país, en los Estados
Unidos: los conductores musulmanes de taxis del aeropuerto de Minneapolis han
rechazado a más de 5.000 pasajeros porque llevaban alcohol; estudiantes musulmanes
solicitan viviendas separadas en los campus; mujeres musulmanas solicitan horas
separadas en gimnasios y piscinas; hay escuelas aquí, en los EE.UU, que han
estado prohibiendo celebraciones de Halloween y Navidad y, ciertamente, hay
escuelas que están quitando el cerdo del menú de sus cafeterías para evitar
ofender a los estudiantes musulmanes. Señoras y señores, sean, por favor,
conscientes de que todo lo que he mencionado es sólo el principio. Si las cosas
continúan así, tendrán los mismos problemas a los que actualmente nos
enfrentamos hoy en Europa.
Si no detenemos la islamización, estoy seguro de
que lo perderemos todo: perderemos nuestra identidad, perderemos nuestra
cultura, perderemos nuestro estado constitucional democrático, perderemos
nuestra libertad e incluso perderemos nuestra civilización. En Europa estamos
perdiendo ya la lucha por la libertad de expresión, la lucha por el derecho a
criticar al Islam. Creo que las críticas a las religiones y a las ideologías
deben ser siempre, siempre, posibles en un mundo libre. Los derechos humanos
existen para proteger a individuos, no a religiones y, ciertamente, no a
ideologías. Propongo que todas las leyes relativas a los discursos que propagan
el odio sean revocadas en Europa. Europa debe defender la libertad de expresión
con al menos tanta pasión como los Estados Unidos. De hecho, Europa debería
adoptar a los Estados Unidos como su modelo en lo que respecta a la
Primera Enmienda. La diferencia entre los Estados Unidos y
Europa en lo referente a la libertad de expresión se muestra en mi película Fitna:
hace unos meses fui invitado por el senador Jon Kyl para proyectar Fitna
en el Senado de los Estados Unidos. Por el contrario, la proyección de mi
película Fitna fue prohibida dos veces por el terrible Parlamento
Europeo. Que nos muestren que la libertad de expresión se ejerce no sólo en
Washington DC, sino también en Bruselas y Estrasburgo. Ésta es la razón por la
cual necesitamos una Primera Enmienda Europea.
Señoras y señores, hay un país occidental que se
ha visto obligado a luchar por sus valores contra las fuerzas de la yihad desde
los primeros días de su existencia: el Estado de Israel, un canario en una mina
de carbón. Permítanme decir unas breves palabras sobre este maravilloso país.
Tuve el privilegio de vivir en Israel durante
unos años y desde entonces he visitado Israel en muchas, muchas ocasiones. ¿Por
qué? Porque amo Israel. Sin embargo, en Europa ser pro–Americano o ser
pro–Israel te convierte en una especie en peligro. Israel es, señoras y
señores, como un rayo de luz en un área –Oriente Medio que es totalmente negra
en cualquier otro lugar. Israel es una democracia occidental, mientras Siria,
Arabia Saudí, Irán y Egipto son dictaduras medievales.
Hay una cuestión muy importante que quisiera
decirles: el llamado “Conflicto de Oriente Medio”, como ustedes lo conocen, no
tiene nada que ver con la tierra, no es un conflicto territorial. Es, una vez
más, un conflicto de ideologías; un conflicto y una batalla entre el Islam y la
libertad. No tiene nada que ver con un pedazo de Gaza o Judea o Samaria. Tiene
que ver con la Yihad. Para
el Islam todo Israel es territorio ocupado. Ven también Tel Aviv, Jerusalén y
Haifa como asentamientos.
Estoy muy a favor de una solución de dos estados.
Me refiero a la solución de dos estados de Churchill propuesta en 1921, cuando
Palestina se dividió en una parte judía y otra árabe. La
Palestina árabe, señoras y señores, se llama ahora Jordania y
creo que es ya el estado palestino. Con un 80% de su población con raíces al
otro lado del Jordan, no hay duda de que Jordania es ciertamente un estado
palestino. Espero que el gobierno israelí empiece a decir esto al resto del
mundo.
El Islam obliga a Israel a luchar e Israel no
está luchando únicamente por sí mismo. Israel está luchando por todos nosotros.
Todos nosotros somos Israel. Israel lucha por todo Occidente. Al igual que los
valerosos soldados americanos que desembarcaron en Sicilia en 1943 e
irrumpieron en las playas de Normandía en 1944, jóvenes hombres y mujeres
israelíes están luchando hoy por nuestra libertad, están luchando por nuestra
civilización.
Como Bosnia, como Kosovo, como Nigeria, como el
Sudán, como el Cáucaso, como Kashmir, como el sur de Tailandia, como la
China occidental y como el sur de las Filipinas, Israel está
situado exactamente en la línea divisoria entre Dar al Islam, el mundo
islámico, y Dar al–Harb, el mundo no islámico. No es casualidad que sea
precisamente a lo largo de esta línea que corra la sangre y las guerras
estallen en muchas, muchas zonas. Debemos librarnos de esa falacia
políticamente correcta de que son todos ellos conflictos separados. No lo es.
Permítasenos, por favor, ver por nosotros mismos el panorama general de la
situación, que es que todos estos conflictos están relacionados con la
Yihad; Yihad en el espíritu de Mahoma.
Señoras y señores, Europa debe ofrecer su apoyo
incondicional a Israel en esta incesante lucha contra los que lo amenazan, ya
sea Hezbollah, Hamas o el Irán nuclear. También por su historia, Europa tiene,
ciertamente, la obligación moral de prevenir sea como sea otro Holocausto
contra el pueblo judío.
Señoras y señores, el Islam no es, con todo,
nuestro problema número uno. Nuestro problema número uno es el relativismo
cultural. Las élites que dominan nuestras sociedades, nuestros líderes, se han
convertido desde hace mucho tiempo a la enferma ideología, a la enferma
filosofía de que todas las culturas son iguales. Líderes gubernamentales,
jueces, incluso iglesias, sindicatos, universidades, medios de comunicación –
todos ellos están cegados por lo políticamente correcto y han elegido apoyar al
Islam. Se compadecen de los musulmanes y sienten pena por ellos. El relativismo
cultural está debilitando a Occidente día tras día. Y como resultado de este
relativismo cultural, parte del Occidente libre muere un poco cada día. Y
muchos políticos parecen creer desgraciadamente que su trabajo no es defender
la democracia y la libertad, sino ayudar a que la transición a la ley de la
Sharia sea lo más suave posible.
Señoras y señores, a menudo se me pregunta si
tengo respuesta alguna a estos problemas y cuál podría ser. Bien, ciertamente,
tengo algunas respuestas, aunque a mucha gente en Europa no les gustan, al
menos a los de la élite política. Permítanme decirles y mencionarles algunas de
ellas. Cosas que se deben hacer para detener la islamización de Occidente:
1. Lo primero que tenemos que hacer es,
ciertamente, detener el relativismo cultural. Pienso que necesitamos un artículo
en nuestras constituciones que reconozca que tenemos una cultura dominante que
está basada en el judaísmo, el cristianismo y el humanismo. Permítanme
decirles, señoras y señores, que todas las culturas no son iguales. Nuestra
cultura, que está basada en el cristianismo, el judaísmo y el humanismo es
muchísimo mejor que la cultura musulmana.
2. Tenemos que dejar de pretender que el Islam es
una religión. Es cierto que tiene símbolos religiosos, pero el Islam no es una
religión. El Islam es una ideología totalitaria. El Islam quiere gobernar sobre
cada aspecto de la sociedad y de la vida de las personas. Por ello, el Islam no
debe ser comparado con otras religiones, como el cristianismo o el judaísmo o
el budismo, sino que debe ser comparado con otras ideologías totalitarias, como
el comunismo o el fascismo. Y sí aceptamos que el Islam no es una religión,
sino una ideología, esto querrá decir que el derecho a todas las libertades
religiosas no debe aplicarse al Islam.
3. Una cosa muy importante a hacer, señoras y
señores, que he propuesto en el parlamento holandés tantas y tantísimas veces
es detener la inmigración masiva de personas de países musulmanes. Hoy. No más
inmigrantes procedentes de países musulmanes. Para conservar nuestros valores,
nuestra propia identidad y nuestra cultura no se tiene que permitir más ni a
una sola persona proveniente de los países musulmanes emigrar a nuestros
países. Debemos parar la Al–Hijra.
4. Alentar la repatriación voluntaria para
aquellos que no quieren integrarse. Permítaseme decirles que, para aquellos que
ya están en nuestra sociedad y tienen un trasfondo musulmán e islámico, si se
adhieren a nuestros valores, a nuestras constituciones, serán bienvenidos y
serán tratados con igualdad como cualquier otra persona, pues no odiamos a
persona alguna. Pero en cuanto comiencen a pensar en la
Sharia, en la Yihad,
en cuanto cometan crímenes, entonces les diremos: “Ahí está la puerta. Tenéis
que abandonar nuestra sociedad”.
5. Expulsar a criminales extranjeros y con doble
nacionalidad, tras serles retirada ésta y enviarlos de vuelta a sus países
árabes. De igual forma, expulsar a aquellos que incitan a la “yihad violenta”.
6. Creo que necesitamos una Primera Enmienda
europea que fortalezca nuestra libertad de expresión.
7. También creo que todo miembro de los países
no-occidentales que quiera venir o ya esté en nuestra sociedad, debería firmar
un contrato legal vinculante de asimilación y de promesa de filiación a nuestra
sociedad.
8. Creo que necesitamos un compromiso de alianza
común entre todos los países occidentales.
9. Señoras y señores, asimismo, tenemos que parar
la construcción de nuevas mezquitas en nuestras sociedades. Mientras no se
permitan la construcción de iglesias o sinagogas en países como Arabia Saudí,
no permitiremos ni una sola mezquita más en nuestros países occidentales.
También tenemos que cerrar las peores instituciones en nuestras sociedades, al
menos, en Europa, las instituciones fascistas de las escuelas islámicas.
Señoras y señores, en las escuelas, en lugar de formar a gente para que se
asimile y se convierta en plenos miembros de nuestra sociedad, se les enseña la
ideología del odio, la ideología del terror. Tenemos que cerrar todas las
escuelas islámicas.
10. Por último, aunque no por ello menos
importante, tenemos que deshacernos de los actuales líderes pusilánimes.
Tenemos el privilegio de vivir hasta hoy en una democracia. Usemos ese
privilegio y cambiemos nuestros propios valores. Necesitamos en nuestro mundo
occidental de hoy, en verdad, más líderes, necesitamos más Churchills y menos
Chamberlains. Necesitamos líderes fuertes, como los que ya no tiene hoy
Occidente, necesitamos hombres fuertes.
Resumiendo, debemos tomar la ofensiva. Mi mensaje
esta noche es que tenemos que tomar la ofensiva, tenemos que empezar a
contraatacar. No hay más alternativa que contraatacar. No debemos seguir
permitiéndonos permanecer sentados en nuestras sillas mientras morimos
aplastados. Si ellos nos bombardean con su ley Sharia, nosotros les
bombardearemos a su vez con nuestros derechos humanos y nuestra libertad de
expresión. Si ellos nos bombardean con acciones legales, nosotros les
bombardearemos a su vez con nuestras acciones legales. Debemos finalmente,
señoras y señores, contraatacar y mostrar que millones de personas en todo el
mundo estamos hartas y cansadas de todo esto y rechazamos soportarlo por más
tiempo.
Debemos dejar claro que millones de personas
amantes de la libertad están diciendo: “Suficiente es suficiente”.
Por esta razón, la semana pasada anuncié el
estreno de otra película en 2010, Fitna 2. Esta película no será sobre
el Corán, sino sobre la islamización de Occidente y sus consecuencias, por
ejemplo, para la libertad de expresión. Les aseguro que continuaré mi lucha por
la libertad.
Señoras y señores, todos nosotros tenemos que
luchar. Y, de hecho, esto es una lucha. Tras el estreno por vez primera de Fitna
el año pasado, ha habido amenazas de boicots económicos a mi país, los Países
Bajos, y la preciosa bandera holandesa ha sido quemada a lo largo de todo
Oriente Medio. Y, ciertamente, yo mismo estoy siendo procesado por mi propio
gobierno en mi propio país. Mientras Francia y Jordania están considerando
procesarme también. Se me ha prohibido la entrada en el Reino Unido –a donde
había sido invitado por mi amigo y colega Lord Malcom Pearson, a la
República de Indonesia y el imam más radical de Holanda pide
una compensación a la vez que amenaza con llevarme a juicio. Una vista
parlamentaria se está redactando actualmente en Holanda con la intención de
proteger al Islam de toda crítica. Por encima de todo esto, ya no se trata de
mí, sino del hecho que de que mucha otra gente que critica el Islam recibe
múltiples amenazas. Al Qaeda ha determinado matarme a mí y a otros por hablar
en voz alta sobre el Islam. He necesitado protección constante durante casi
cinco años y por seguridad he vivido en celdas carcelarias y cuarteles
militares. ¿Pueden creerlo?
Señoras y señores, ya les he dicho que iba a ser
duro, pero es que no hay alternativa ante esto. Sin embargo, a pesar de estas
malas noticias, hay, afortunadamente, buenas noticias. No me cabe la menor duda
de que la libertad prevalecerá y ya hay muchos signos de esperanza: la semana
pasada el Parlamento holandés aprobó una moción propuesta por mi partido para
impedir cualquier diálogo entre los funcionarios del gobierno y Hamas. Y según
las más recientes estadísticas, si las elecciones tuviesen lugar ahora en
Holanda, mi partido, el Partido de la
Libertad, sería el mayor partido en Holanda. Podrían estar
ante el próximo Primer Ministro holandés.
Y por ello les pregunto, si esto puede hacerse en
Holanda, ¿por qué no a lo largo de todo el mundo occidental? Si Holanda fuera
el primer país en poner punto y final a la ciénaga multicultural, ¿por qué no
podríamos ser el primer país en encontrar una solución? ¿Por qué otros países
no podrían hacer la misma elección y hacer algunos cambios?
Finalmente, señoras y señores, por supuesto,
nosotros en Europa, en Holanda, yo mismo, no hemos olvidado a aquellos a
quienes debemos nuestras libertades. Nuestras libertades fueron conseguidas
luchando amargamente por los soldados americanos. Los soldados americanos
lucharon, sangraron y murieron por la libertad de Europa. Señoras y señores,
los soldados americanos no murieron por la islamización de Europa, murieron por
una Europa libre. Les debemos algo a estos valerosos hombres, a estos hombres
americanos. Su legado no puede desaprovecharse y tirarse.
El tercer presidente y padre espiritual de
esta gran nación dijo en una ocasión: “El precio de la libertad es su eterna
vigilancia”. Como en tantos otros casos, Thomas Jefferson tenía razón. Nuestra
libertad debe ser protegida. Y somos nosotros quienes debemos hacerlo, actuando.
Un periodo de desatención, de bajar la guardia incluso un segundo, puede
costarnos nuestra libertad. Así de simple. Ha ocurrido antes en la historia.
Por favor, no dejen que nos ocurra nunca más. Todo aquello que representamos
tiene que ser defendido con todo lo que somos, con todo lo que tenemos, con
todas nuestras fuerzas: nuestra identidad, nuestra cultura, nuestros valores,
nuestra constitución democrática, nuestra libertad y nuestra civilización.
Señoras y señores, se lo debemos a nuestros hijos y a sus hijos.
Por ello, señoras y señores, les dejo con esta
expresión de nuestra determinación: Nunca cederemos. Nunca nos daremos por
vencidos. Nunca, nunca, nunca jamás nos rendiremos. Muchas gracias, ha sido un
honor hablar para ustedes.